Capítulo 8: Te invito a mi fiesta


Los días pasaron, ya era diciembre, faltaban solo unas semanas para que terminen las clases y para nuestra fiesta de promoción. Para mí, este mes es muy especial porque es mi cumpleaños pero a la vez me da tristeza ya que justo unos días después de mi cumpleaños terminan las clases y no volveré a ver a mis amigos y a Manuel tan seguido como en el colegio, no sabía cómo sería mi vida en la secundaria con otras amistades, pero tal vez si en mi colegio hubiera tenido la secundaria, la historia sería diferente, pero las cosas pasan por algo y recién ahora me doy cuenta porque tuvo que ser así.
Desde pequeña me gustaba el arte y las manualidades, así que decidí hacer mis propias tarjetas de invitación para mi cumpleaños, en un primer momento, no sabía si celebrarlo o no pero al final me decidí que si lo celebraría, ya que sería como una despedida del colegio. Invité a todos mis amigos de mi salón, me demoré en hacer mis tarjetas pero me quedaron bonitas, aunque tal vez si las volviera a ver ahora, diría que no estaban perfectas y que no son tan bonitas, pero en ese tiempo aun recién estaba empezando a hacer mis primeras tarjetitas, también hice una para Manuel, le puse mucha dedicación recuerdo que le ponía cada detalle para que se vea muy bien, quería de alguna forma impresionarlo, estaba emocionada, además quería sacarle una sonrisa ya que últimamente no lo veía tan feliz como siempre, algo pasaba, desde ese día que se le salieron las lágrimas al abrazarme, lo empecé a notar triste y no sabía porqué, solo después de un tiempo pude entender por qué estaba así, cuando ya era demasiado tarde.

Llego el día de repartir mis tarjetas, le fui entregando a todos mis amigos en el salón, y a la hora de recreo busqué enseguida a Manuel, lo buscaba y buscaba pero no estaba, por suerte una de mis amigas pudo decirme que lo vio en la biblioteca, fui rápidamente, y lo encontré sentadito leyendo un libro romántico, él era muy sentimental, eso era algo que también me gustaba de él, al verme se avergonzó y cerró su libro, no pude evitar reír en ese momento, me acerqué y le mostré la tarjeta. Le dije: Te invito a mi fiesta, me gustaría que fueras. Él lo cogió enseguida y emocionado lo colocó contra su pecho y me dijo: Claro que iré, no me lo perdería por nada del mundo, muchas gracias, guardaré y cuidare como oro esta tarjeta porque lo hiciste para mí. En ese momento, aunque suene muy atrevido, deseé besarlo para saber cómo se sentiría, pero solo era un deseo, porque sabía que era demasiado tímida como para que eso pasara, él era tan tierno que a veces sentía que ya no podía ocultar más este sentimiento tan lindo que sentía por él, sé que es malo arrepentirse pero en este caso me arrepiento de no haber pensado más en mí y en él y de pensar más en el que dirán los demás, además como recién acababa la primaria, era muy pequeña aún como para enamorarme, pero luego comprendí que para amar no hay edad y el amor de la infancia es el más puro y sincero que puede haber, porque a esa edad uno no piensa en cosas malas, solo demuestra sus sentimientos de la forma más natural que puede. Ese día nos regresamos juntos a casa, lo vi más animado y eso me alegró, en todo el camino me empezó a decir que llegaría temprano a mi fiesta y que me sacaría a bailar y muchas cosas más, nos reímos juntos he hicimos bromas, recuerdo que se puso celoso cuando empecé a hablar de Anthony (uno de los personajes principales del anime Candy), como a mí me gustaba Anthony, empecé a hablar de él y como Manuel no sabía quién era, me empezó a preguntar ¿quién es él?, ¿de dónde lo conoces?, y muchas cosas más, me dio tanta risa, al principio que le hice creer que era un chico que conocía y ya al final después de verlo un buen rato de curioso, le dije la verdad.



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